Artículos, Últimas Publicaciones — 2 noviembre, 2013 at 6:41 pm

El viaje y su relato, tan antiguos como el ser humano

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El viaje es algo intrínseco del ser humano. Y lo es también contarlo. Jordi Serrallonga y David Rull se encargaron durante las primeras semanas de clase de hacernos conscientes de ambas afirmaciones. Con ellos hicimos un recorrido por la historia del ser humano como especie, por los viajes desde ese primer momento africano hasta nuestros días, por el relato.

La evolución de nuestros primeros antecesores hasta lo que somos ahora ha estado marcada por un desplazamiento constante. Las diferentes especies recorrieron el continente africano, salieron de él y se establecieron en Asia y en Europa. Estos primeros exploradores fueron los homo ergaster hace casi dos millones de años, que evolucionaron en homo erectus ya en China. Lo que no se puede olvidar es que el homo sapiens apareció de nuevo en África. Doscientos mil años atrás surgió como especie y desde entonces no ha cesado de desplazare hasta ocupar toda la superficie terrestre. Es algo consustancial en todas las culturas desde el neolítico hasta hoy.

Explicar esta secuencia ha llevado también al viaje. Los mejores científicos han recorrido el mundo constantemente desde el siglo XIX buscando nuestros propios pasos. Jordi Serrallonga destacó especialmente la figura de Charles Darwin, quien quedó marcado de por vida por su experiencia en el HMS Beagle. Esa expedición, en la que participó como geólogo, le permitió muchos años más tarde publicar El origen de las especies y revolucionar la historia natural, dando un paso que nunca más podría desandarse. Pero además, los diarios de viaje de Darwin son un ejemplo maravilloso de narrativa de viajes.

En este área fue en el que se centró David Rull, en el relato del viaje que el ser humano siempre ha tenido necesidad de transmitir. Rull puso el foco sobre el norte de África para que cambiáramos la perspectiva que, por nuestra tradición cultural, siempre gira en torno a Grecia y Roma. Mucho antes de Heródoto tenemos testimonios intersantísimos (y en ocasiones olvidados en las carreras humanísticas) sobre viajes y expediciones. Uno de ellos es el de Herkhuf, quien dejó constancia de sus viajes en la tumba que se construyó en Elefantina. Herkhuf vivió a mediados del tercer milenio y fue un hombre importante durante los reinados de Merenra y Pepi II. Sus expediciones, principalmente comerciales, han quedado grabadas para siempre. En este post de Viajes y Lugares se describe muy bien su historia.

Las expediciones de Herkhuf hace más de cuatro mil años corresponden al viaje de tipo comercial. Sinuhé, a comienzos del segundo milenio a.C., corresponde a la gran obra de la literatura egipcia y es un viaje en busca de los límites del mundo. Tuvo un caracter bélico y narra cómo Sinuhé se vio forzado a establecerse en el país de Retenu, en la actual Siria. Allí logró establecerse y liderar un pueblo extranjero hasta que en la vejez volvió a casa para morir en su tierra.

Después llegarían Herodoto, mucho más adelante Ibn Battuta o Marco Polo. Pero Herkhuf y Sinuhé, transmitidos con la pasión del que habla sobre lo que más le gusta, sirvió a David Rull para abrirnos (abrirme al menos) los ojos sobre la antigüedad del relato del viaje en todas las culturas. Y sobre la importancia que ha tenido y sigue teniendo. Es algo que siempre tendremos que tener presente a la hora de lanzarnos en un arte que es tan intrínseco al ser humano como el viaje.